De entrada, un grupo de trabajadores sociales y
ciudadanos que, junto aquellos que se unan por el camino, queremos no
permanecer como espectadores asépticos ante lo que pasa y nos pasa.
Actualmente en España nadie tiene dudas sobre lo que es la Sanidad, la Educación
o el sistema de Pensiones. Cualquier persona, por escasa formación que
tenga, tiene una idea de cuál es el contenido de los sistemas de
protección social anteriores, incluso, es probable que sepa que todos
ellos son parte de lo que llamamos Estado del Bienestar. Sin
embargo, eso no ocurre con los Servicios Sociales. Un sistema de corto
recorrido histórico en nuestro país y al que le faltaron determinadas
condiciones para identificarlo, visibilizarlo y consolidarlo. Esta
situación ha provocado que, a día de hoy, no sólo la ciudadanía
identifique mal qué son los Servicios Sociales, sino que, ni siquiera
los políticos hacen un buen uso del término, lo que en esta época de
crisis económica, pone en riesgo de mayor vulnerabilidad a este sistema.
A
esta preocupación sobre la invisibilidad y desconocimiento de los
Servicios Sociales como sistema de protección sumamos en el momento
presente, en nuestro aquí y nuestro ahora, el diseño de políticas
neoliberales con las que los poderes políticos y económicos están
re-construyendo la realidad y produciendo, cada vez a mas velocidad y con menos pudor, una mayor desigualdad social.
El desmantelamiento continuado de lo
público – garante de la igualdad social - es, sin duda, la estrategia
más eficaz de romper , o mejor dicho reventar de raíz, estos avances . Y
lo público se daña desde muchos frentes; desde los eufemismos de
externalización o flexibilización, o
la no inversión en su capital humano, desde la distorsión de la imagen
de sus empleados como vagos y privilegiados y , por supuesto, desde la
culpabilización de los ciudadanos, objeto y sujeto de estos servicios
públicos, como abusadores de los mismos y grandes estafadores que sólo quieren aprovecharse de lo pagado por otros.
De salida, un grupo de trabajadores sociales y ciudadanos, que tenemos la necesidad de gritar ¡NO!. Como en “El hombre rebelde” de Camus, nos hemos dado cuenta de que hasta aquí hemos podido decir “sí”, pero,
a partir de aquí, hemos decidido no permanecer como espectadores
perplejos y asépticos ante lo que pasa/nos pasa y hemos creído que, si
nos unimos y unimos nuestras voces y nuestros esfuerzos, podremos
contribuir a visibilizar y denunciar el grave deterioro personal y
social que supone para las personas que atendemos en los Servicios
Sociales Públicos este ataque a sus derechos sociales.
Como dijo el premio Nobel de la paz
Elie Wiessel, ante las atrocidades tenemos que tomar partido (...) el
silencio estimula al verdugo.